Tal y como ha explicado la periodista Elia Gonzalo, en la investigación, que ahora gira en torno a los dos cuchillos encontrados, se está siguiendo el protocolo de confirmar o desechar. El primero se desecha porque una vecina dice que es suyo. Pero con el segundo ocurre que un perro de la Unidad Cinológica de la Guardia Civil del Pardo, que están adiestrados, precisamente, para marcar como positivo que tiene restos humanos positivos ese cuchillo, ha detectado restos.

El siguiente paso es llevarlo al laboratorio y cotejarlo con la víctima y saber si pertenecen al pequeño Mateo. No ver sangre en el cuchillo no implica que no se puedan encontrar restos biológicos del arma homicida. De hecho la sangre se impregna en las superficies porosas como las de un cuchillo. Además se pueden conocer nuevos resultados por otras investigaciones, las actuaciones de la policía siguen siendo secretas.

Lo más normal es que en el baño de la abuela donde el presunto asesino se duchó, levanten el suelo para revisar las tuberías y buscar los restos biológicos y la sangre, y cotejar y estar 100% seguros de que pertenecen a la víctima.