Estas chabolas y cuarterías están situadas en las laderas, a unos cinco kilómetros de la ciudad. Por ello, corren graves riesgos. Entre ellos, podrían caer al vacío si se produce una tromba de agua.

El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana y la ONG Elomar les ayudan con muebles y comida.

Mientras, las viviendas sociales están construidas. Son 58 casas que terminaron las obras hace un año. Pero el Gobierno Canario aún no ha entregado ni una sola llave.