Villatorres, en Jaén, es otro ejemplo del efecto dominó generado después de que Barcelona se convirtiera en ciudad-refugio. "Si cerrára,os los ojos nos pusiéramos en su situación, a mí me gustaría también que me acogieran", afirma un vecino de la localidad.
Con tan solo 4000 habitantes quieren acoger a 40 refugiados y hasta ofrecerles trabajo en la campaña de la aceituna. "También tenemos la posibilidad si es necesario de alquilar algún piso para una familia que venga con niños y no pueda estar en un albergue", cuenta Sebastián López, alcalde de Villatorres.
50 representantes de ayuntamientos catalanes se han reunido de urgencia en Barcelona. Allí mismo lo harán también los alcaldes de candidaturas populares de las grandes ciudades españolas. "Si los Estados se quedan escondidos detrás de las excusas burocráticas y no reaccionan ante imágenes que son insoportables, pues lo hacemos las ciudades", reflexionaba Ada Colau, alcaldesa de Barcelona.
Zaragoza, Pamplona, Valencia, Málaga, A Coruña. Todos dicen estar a la espera de que el Gobierno les indique el número de personas que han de recibir. Misma situación con gobiernos autonómicos como la Comunidad de Madrid, Junta de Andalucía o Xunta de Galicia.
Las comunidades ya ofrecen cifras concretas. De momento la previsión de Galicia son 300. Navarra 59 o Generalitat de Cataluña, 28. Pero pueden aumentar. Solo en Lalín, en Pontevedra, afirman que cabrían hasta 100 personas. Un albergue juvenil y un polideportivo a disposición de refugiados.
Habitaciones, pisos vacíos, ropa, comida... El objetivo es coordinar lo antes posible todas estas iniciativas ciudadanas.