La familia de Clayton Fisk, un bebé de un año, todavía tiene el susto en el cuerpo después de que el niño acabara con sus ojos pegados con pegamento tras una visita al hospital.
El bebé se golpeó con una mesilla y de inmediato su madre lo llevó al hospital de Ipswich, Reino Unido. Allí, para evitar los puntos, recurrieron a un pegamento, sin embargo el líquido se derramó y se le extendió por la cara hasta alcanzarle los ojos, según informa Mirror.
A pesar de ello, los médicos enviaron a Clayton a casa y al llegar, según explica su madre, "empezó a gritar y a llorar de dolor". Entonces, volvieron al centro. Finalmente, el niño volvió a ser atendido y la madre presentó una queja formal al hospital. Los médicos del centro se han disculpado y los responsables de las instalaciones podrían abrir una investigación al respecto.