Las reacciones ante este gesto han sido inmediatas. Por un lado, la ONG SOS Mediterráneo, que ha gestionado la crisis de este barco desde el principio, ha censurado el uso de una tragedia humana con fines comerciales y ha dejado claro que en ningún momento han dado permiso para publicar dichas imágenes.

"Han sido cedidas por iniciativa personal del fotógrafo", ha especificado en un comunicado publicado también a través de las redes sociales. "La dignidad de los supervivientes debe ser respetada (...). La tragedia humana en el Mediterráneo no debe ser utilizada jamás con fines comerciales", han agregado.

Por su parte, el ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, principal artífice del cierre de los puertos del país transalpino al Aquarius ha criticado la campaña. "¿Solo a mí me parece esto inmundo?", se ha preguntado Salvini en su cuenta de Twitter.

El grupo Benetton, que terminó 2017 con pérdidas récord de 180 millones de euros, ha hecho de la provocación su imagen de marca con campañas como la que en 2011 mostraba a líderes del mundo besándose en la boca, o antes, en los 90, las polémicas fotografías como aquella en la que se veía a un enfermo de sida agonizando.

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