Tenía una obsesión: encontrar el tesoro presuntamente escondido en un paraje de Valderrey, en Zamora. Pero su búsqueda se ha visto truncada. El pastor, de 38 años y de origen marroquí, ha caído en el interior de un pozo de más de 10 metros de profundidad, cavado por él mismo.
Como en una historia que parece sacada de un libro, cada noche el hombre realizaba pequeños agujeros. Lo hacía acompañado de otro pastor, de forma manual y con la simple ayuda de herramientas rudimentarias. No se daban por vencidos, pues llevaban años haciéndolo.
La búsqueda del tesoro comenzó tras una conversación de ambos con el dueño de la finca donde trabajaban. En ella, su jefe les aseguró que había oro enterrado. Tras horas de trabajo de los servicios de emergencia, el cuerpo del pastor ha sido hallado sin vida.