Agentes de todas las Fuerzas de Seguridad del Estado han despedido entre aplausos a Francisco Javier Ortega, el agente de la Policía Nacional, de 28 años, que falleció ayer, viernes, en Madrid al ser arrollado por un tren tras un forcejeo con un inmigrante al que trataba de identificar.
Los familiares y compañeros del agente han asistido a una ceremonia religiosa en el complejo policial de Canillas para despedir a Ortega, a quien, a título póstumo, se le ha impuesto la medalla de oro de la Policía.
Tras el acto, al que no han podido asistir los medios de comunicación por expreso deseo de la familia, el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, ha recordado que los agentes, en su labor de servicio público, pagan en ocasiones "el precio más alto", que es su vida.
Cosidó ha calificado los hechos de "homicidio" y ha explicado que, tal y como puede comprobarse en las grabaciones del suceso, el inmigrante, que permanece en estado grave en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, arrastró intencionadamente al agente para que fuera arrollado por el tren en la estación de Cercanías de la plaza de Embajadores de la capital.
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