"Bueno, Julián. Respeto la decisión de mantener el examen pese a la trágica catástrofe que hemos sufrido en esta tierra en el día de ayer, pero yo no estoy en condiciones de hacer el examen, no soy capaz de ponerme a pensar en matrices y determinantes, mi mente no está aquí, está con mi tierra y con mi gente", comenzaba la carta.

"Ayer, yo, como muchos gallegos más, he pasado miedo, miedo por ver cómo unos terroristas desalmados le prendían fuego a mi ciudad y a mi tierra, llegando las llamas hasta cerca de mi casa con el riesgo a ser desalojado. He sentido impotencia al ver que a la mayoría de culpables de esto no les pasará nada. Y también he sentido mucha emoción al ver cómo mis paisanos han salido a la calle a combatir las llamas, son verdaderos héroes. Quizá me cojas manía después de esto, quizá ni siquiera leas este texto, pero hoy me preocupa más mi tierra y mi gente que un examen de matemáticas. Antes de ser estudiante, soy persona", sentenciaba Lores en el escrito que hizo sobre los folios del examen.

Paulo asegura que esa noche durmió pocas horas debido a la catástrofe y señala que sólo pedía aplazarlo por un día: "Yo pasé miedo, dormí tres horas, estoy roto. No me parecía nada normal hacerlo hoy, pedía que se aplazase tan solo un día, creo que era completamente asumible y más por el motivo".

"Al acabar el profesor me ha llamado y me ha dicho: 'tendrás las narices de entregarme la sarta de exquisiteces que te has pasado toda la hora escribiendo'. Le he dicho que sí", asegura el joven en Twitter.

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