Mientras que el fiscal del caso ha desvelado que Joan Vila tenía fotografías de los ancianos en su ordenador, por otro lado, la coordinadora de las enfermeras del centro ha dicho que era un trabajador ejemplar.

Joan Vila ha insistido en el juicio que solo quería ayudar a los ancianos y que no era consciente de sus actos, pero su actitud fría le delata. Su conducta demuestra una inteligencia fría y calculadora contraria a sus palabras en el juicio. Para los criminólogos esto corresponde a lo llamado 'ángel de la muerte', personas que creen que su misión es ayudar a morir a los demás.

Los expertos dudan de sus declaraciones ya que su actitud demuestra lo opuesto, igual que cuestionan que el celador sufriera al ver a los ancianos agonizar o que se sienta arrepentido, tal y como dijo en el juicio.

Y es que la frialdad que ha demostrado confesando sus actos es uno de lo de los patrones de conducta más comunes en los criminales.

La periodista que le entrevistó en 2002, Tura Soler, ha declarado que Vila le contó que se sentía cómodo trabajando en el centro de ancianos.

Por su parte, su abogado defensor, Carles Monguilod, ha explicado que su cliente "está muy presionado por todo lo que está ocurriendo, pero creo que su declaración fue en la línea de lo que esperábamos, contó su verdad".

El juicio, que se hace mediante jurado popular, empezó este lunes, y se alargará hasta el próximo 7 de junio.