Este 30 de enero se celebra el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, que conmemora la muerte de Gandhi. En esta fecha, reconocida por la UNESCO en 1993, se recuerda la necesidad de la educación para la tolerancia, la solidaridad, el respeto a los Derechos Humanos, la no violencia y la paz. Por esta razón, la comunidad educativa insta al Gobierno a poner en marcha un Plan de Convivencia Escolar contra el acoso.
El mes acaba con el suicidio de una menor en Murcia por sufrir supuestamente acoso escolar y con la agresión de un alumno de un instituto de Villena (Alicante) a varios compañeros con un arma blanca. Aunque los dos casos están siendo investigados, el joven agresor podría ser también víctima de acoso escolar.
En 2012, el exministro José Ignacio Wert se comprometió a fusionar los protocolos de las comunidades autónomas, pero no lo llegó a hacer y el actual titular, Iñigo Méndez de Vigo, presentó en el Consejo de Ministros hace un año un plan estatal, del que la única medida que ha trascendido es el teléfono contra el acoso escolar 900 018 018.
Fuentes del Ministerio de Educación han indicado que este departamento ha estado trabajando en el mencionado plan, pero que la situación de interinidad del Gobierno le ha impedido aprobarlo.
Los datos que maneja el Gobierno sobre acoso escolar en secundaria son de 2010 e indican que este problema afecta al 4% del alumnado. Sin embargo, la ONG Save The Children en 2015 publicó un estudio en el que elevaba al 9,3% las víctimas de acoso en la ESO y al 6,9% de ciberacoso. Asimismo, la Fundación ANAR y Mutua Madrileña publicaron otro documento en 2016 que demostraba el incremento del 272% de las llamadas de niños y adolescentes al teléfono ANAR respecto del año 2009 relacionadas con 'bullying'. Además, alertaba de que gran parte de las víctimas (el 70%) sufría acoso a diario. Para los expertos, conocer la magnitud del problema es fundamental a la hora de implementar medidas.
Una droga disociativa
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La ketamina se utiliza para paliar los efectos de la depresión, la ansiedad y el dolor gracias a su efecto calmante. No obstante, este potente analgésico puede distorsionar la percepción del mundo a través de nuestra vista y oído. El actor Mathew Perry murió por sus efectos.