Cuando la víctima comenzó a estudiar en el colegio cuestiones relacionadas con la sexualidad comprendió que su vecino había estado abusando de ella durante años. En ese momento, la menor se lo comunicó a varias amigas y a un familiar, pero no lo puso en conocimiento de sus padres hasta un año más tarde.

Cuando los progenitores de la menor supieron lo que había ocurrido interpusieron una denuncia contra el agresor y ahora finalmente la Audiencia de Cantabria ha condenado al hombre a tres años y nueve meses de cárcel, según publica El Diario Montañés.

No obstante, la sentencia afirma que "no queda probado que la menor se resistiera, protestara, llorara o gritara". Asimismo, añade que "una niña no va voluntariamente a un casa donde su morador la pega, la agrede, la coacciona o la intimida" y que "no era llevada a la casa del procesado", sino que "iba ella sola".

En 2005, cuando el condenado tenía 57 años, comenzó a abusar sexualmente de la niña, que entonces tenía cinco y las vejaciones se prolongaron durante cinco años.