Con dificultad para mantenerse a flote se encontraban los menores rescatados. El Guardia Civil Jorge Albadalejo se lanzó sin dudarlo para intentar que dos jóvenes salvasen su vida. Los dos estaban bañándose en una zona peligrosa y sin vigilancia en una cala de Torrevieja. "Primero cogí al menor de los dos, porque físicamente no está capacitado, me lo eche a la espalda y al otro le iba ayudando", relata el Guardia Civil.
En una playa de Guardamar sin servicio de vigilancia, pero con carteles que avisan del peligro, se ahogó ayer un matrimonio que deja dos hijas menores. En 2017, al menos 250 personas han perdido la vida ahogadas. Es la cifra más alta de los últimos tres años. "La gente entra en sitios bastantes peligrosos, sobre todo en cuevas y ríos", advierte el socorrista Juan José Ruiz.
Ellos se encargan siempre de recordarlo: con la bandera roja está prohibido el baño, con la verde nos podemos bañar y con la amarilla, atención, el baño está permitido con limitaciones. Esto es, si no es un experto nadador y no se encuentra seguro en el mar, el agua no debe cubrirle por encima de la cintura; en cambio, si conoce la zona y tiene buenas condiciones físicas, puede llegarle hasta el cuello.
"La gente en los últimos años está utilizando la bandera amarilla como si fuera verde, y no es así", lamenta Koldo Larrazabal, coordinador de Cruz Roja en las playas de Bizkaia. En Alicante, siete de cada diez rescates son a turistas extranjeros. Por eso han lanzado una campaña en inglés y en ruso y, ante cualquier duda, insisten preguntar siempre al socorrista.
Unidos por la esperanza
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