Francisco Delgado es maestro de primaria en el CEIP Arcipreste de Hita de El Espinar, en Segovia, desde hace quince años. "En un entorno privilegiado, a los pies de la sierra de Guadarrama", apunta. Pero, a pesar de vivir en plena naturaleza, sus alumnos y alumnas "cada vez salen menos", se lamenta.
Al igual que en las grandes ciudades, la desvinculación con el medio ambiente va en aumento. Para evitarlo, el docente les inculca el amor y el cuidado por su entorno siempre que puede, incluso a través de las matemáticas, la robótica y la realidad virtual.
Delgado lo hace desde siempre, pero su participación en la Escuela de Docentes Naturaliza de Ecoembes ha hecho que su implicación con la educación medioambiental sea mayor. "No era consciente de hasta qué punto somos responsables directos o indirectos de la crisis climática. De todo lo que supone, por ejemplo, tener un boli en la mano", reflexiona.
Después de pasar por Naturaliza, Delgado se esfuerza cada día para que sus niños y niñas se conviertan en personas adultas concienciadas con el cuidado del medio ambiente. Lo hace a través del aprendizaje significativo, con el que reflexionan, se motivan a seguir aprendiendo y sienten que los conocimientos que adquieren tienen utilidad en su vida diaria.
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Matemáticas para concienciar
A simple vista parece complicado relacionar la educación ambiental con las matemáticas, pero lo cierto es que, cuando Delgado explica cómo gestiona sus clases, todo cobra sentido. "Las 'mates' están en nuestra vida cotidiana tanto como el medio ambiente", asegura.
El maestro habla mucho de un paseo que se llama las Barrancas y que "todos los fines de semana se llena de basura". Delgado aprovecha el tema para hacer cálculo mental: "Si cada uno tira un papel al suelo en las Barrancas, ¿cuántos papeles habría? Somos 25 en clase. Y, ¿cuántas personas vienen desde Madrid? ¿300? Pues 300 personas a un papel cada una, más nuestros 25 papeles…"
El profesor explica que cuando les habla de cosas cercanas "participan y lo interiorizan mejor". Así, se van dando cuenta de la importancia que tiene su acción en la naturaleza.
También les hace observar su entorno a menudo: "¿Qué véis?", les pregunta cuando están trabajando los diferentes tipos de paisajes. "No tengo que usar la pizarra digital, únicamente tenemos que asomarnos a la ventana", dice presumiendo de enclave.
Sumar y restar con conciencia ambiental
"¿Cómo cuidáis el medio ambiente?". Puede parecer que estamos en clase de Ciencias Naturales cuando Delgado lanza esa pregunta, pero estamos en Matemáticas de segundo de primaria con niños y niñas de 7 años.
La clase comienza a enumerar sus acciones: "Cierro el grifo mientras me lavo los dientes", contesta uno; "en mi casa tiramos los envases en el contenedor amarillo", responde otra. De esta forma, Delgado trabaja los números ordinales para, después, hacer tablas de gráficos con los datos.
"Siempre hay un momento para hablar de qué podemos hacer o qué estamos haciendo mal, en qué podemos mejorar para la preservación del medio ambiente", asegura Delgado. Este profesor, desde que cursó la Escuela de Docentes Naturaliza, encuentra en los enunciados de los problemas una buena forma de concienciar.
Delgado habla a sus alumnos de las sequías a nivel local y mundial, de la cantidad de agua que se gasta en llenar las piscinas o de la importancia de que los grifos de los lavabos públicos tengan pulsadores. Utiliza el método Singapur, que se basa en dotar al alumnado de las herramientas necesarias para enfrentarse a la resolución de problemas:
Una ducha gasta 6 litros de agua caliente por minuto, mientras que un baño en la bañera llega a consumir 100 litros de agua caliente. Con este cambio, Ricardo se plantea las siguientes preguntas:
- ¿Cuánto agua ahorra una persona, si en lugar de bañarse (15 minutos) se da una ducha rápida (5 minutos)?
- ¿Cuál sería el ahorro diario en su familia, medido en litros? ¿Y mensual?
Los niños y niñas llegan a la resolución de las incógnitas a través de operaciones matemáticas en un entorno de educación medio ambiental, pero también en un ambiente distendido en el que "disfrutan y están dispuestos a aprender", asegura el profesor.
Educación ambiental 2.0: reciclaje con robots y realidad virtual
Otra de las cosas que Delgado aprendió en Naturaliza fue el concepto de "educar en la incertidumbre", que hace referencia a una enseñanza en la que los protagonistas son los estudiantes, que tienen que dar respuesta a situaciones conflictivas e inciertas.
"No sabemos cómo vamos a dejar la naturaleza ni a qué nos enfrentaremos en unos años y, si no educamos en la incertidumbre, los alumnos no van a saber afrontar lo que venga", explica Delgado.
"Mis padres aprendían memorizando, pero eso ahora no tiene sentido". Para Delgado, la mejor forma de educar en la incertidumbre es a través de la robótica y la realidad virtual porque "aprenden más manipulando que memorizando, aunque después les tocará. Hay tiempo para todo", reconoce.
Para trabajar el reciclaje, este profesor utiliza Wedo 2.0 en sus clases, un kit de robótica con el que se pueden construir y programar robots. Su alumnado tiene que hacer un trabajo de investigación sobre el proceso de reciclaje para terminar construyendo y programando un camión de basura.
La realidad aumentada también es muy útil para enseñar a reciclar a los pequeños. A través de Chromville Science los niños y niñas colorean los contenedores y juegan a reciclar respondiendo a preguntas sobre qué objetos come el contenedor azul o el amarillo.
'Recycling Ganster'
En el CEIP Arcipreste de Hita llevan años comprometidos con la transversalidad entre la educación ambiental en la vida y en las materias educativas. El colegio es una muestra a pequeña escala de lo que pasa en la sociedad, por eso, hace unos años se dieron cuenta de la cantidad de basura que se genera a la hora del recreo en el patio y pusieron en marcha Recycling Ganster.
Cada semana los niños y niñas de los cursos más altos se encargan de recoger y separar los residuos en los diferentes contenedores, también de explicar a los más pequeños cómo hacerlo. El objetivo de la iniciativa es que se den cuenta de la cantidad de basura que se genera, "porque es una barbaridad y no somos conscientes", reconoce Delgado.
La profesión docente no es sencilla y conlleva una gran responsabilidad, Delgado lo sabe y por eso siempre está buscando la forma de "brindar al alumnado todas las experiencias que estén a su alcance".
Gracias a Naturaliza, Delgado ha aprendido que no se puede "parcelar la Educación Ambiental, tiene que estar presente tanto en los comportamientos dentro del centro como en los hábitos en casa", y lo inculca en su colegio cada día.
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