Parece mentira que después de ocho meses de pandemia se sigan produciendo situaciones indignantes como la vivida por Elena Cañizares, una joven de 20 años estudiante de Enfermería, que ha denunciado en un hilo de Twitter que sus compañeras de piso quieren echarla de casa por haber dado positivo en COVID-19: "No tengo por qué compartir piso con un COVID", le dice una de ellas.
Todo comienza, según se ve en las conversaciones que la propia Cañizares ha compartido en la red social, poco antes de las once de la mañana, cuando ella les dice a sus tres convivientes que ha dado positivo en una de las pruebas ordinarias que le hacen por sus estudios. "A mí me han prohibido salir de aquí, estoy en cuarentena, no me puedo desplazar", dice la joven, según su versión.
El esperpento arranca: las tres jóvenes le insisten en que ella ha de irse del piso universitario y volver a casa de sus padres, pese a que son grupos de riesgo, para no ponerlas en riesgo a ellas ni contagiarlas, aunque han de permanecer en cuarentena igualmente por ser contactos estrechos.
La joven, dada la repercusión, ha decidido eliminar el hilo en el que compartía su intercambio con sus compañeras de piso.
'Rocío Piso', el nombre de uno de los contactos de esta conversación viral, abre la veda: "Elena, sí te puedes ir porque yo conozco a 80.000 personas que han dado positivo y se han ido a sus casas a hacer la cuarentena. Estás siendo egoísta y solo estás mirando por los tuyos, no estás pensando en que hay otras tres personas, que ese piso es igual suyo que tuyo y que porque tú te quedes allí no vamos a poder ir las demás. A la mínima que una dé negativo, te tienes que ir. Y ya está", razona.
En una entrevista con laSexta, la joven ha asegurado que durante los dos meses de convivencia -llevaban viviendo desde el arranque del curso- la relación era buena y que ellas solían irse a sus pueblos los fines de semana. "Al principio pensaban que era broma y que me lo estaba inventando. Al principio había mucha paranoia: corre, ve a cerrar la puerta de mi habitación con un trapo, abre todas las ventanas", explica.
Después de una primera videollamada, antes de la discusión a través del grupo de WhatsApp, Elena Cañizares asegura que se puso a llorar: "Tenía un montón de náuseas, no me lo creía. Surrealista, no entendía nada, me estaban gritando las tres a la vez...", detalla a través de Skype y en el piso de la discordia.
El protocolo dice que se aísle
En la conversación, Elena les explica que el protocolo no le permite hacer eso y que se aislará en su habitación, saliendo solo para lo imprescindible y con todas las garantías sanitaria. Pero no les convence: "Elena, que tienes coche. Que te coges tus cosas en tu coche y no propagas nada. Propagas lo mismo que si te quedas en el piso e infectas todo el piso, pero el piso es nuestro también. Tu casa es tuya. Eres su hija, su responsabilidad, no la nuestra", dice en la conversación compartida en redes una de sus compañeras.
Lo cierto es que las compañeras desconocen su estado o si ellas mismas son positivas o no, pero les da igual. Tres contra una: "Tan solo es ponerte en la piel de los demás, tú que eres tan honesta, tan caritativa, tan que te preocupas por los demás... Nosotras tenemos allí una vida, tenemos universidad, tenemos gimnasio... Tenemos que hacer un montón de cosas allí en Ciudad Real y no piensas en eso. Sabemos que esta situación es difícil y que ninguno la ha escogido, pero ante situaciones extremas, soluciones extremas", se escucha en un audio a 'Ángela Compareña".
"Vamos a demostrar madurez"
La tensión aumenta a pasos agigantados: "Elena, por favor, que tienes 20 años. Vamos a demostrar madurez. Estás anteponiendo tus gustos de querer quedarte en el piso jodiendo a otras tres personas", echa en cara otra.
"Lo que tienes que entender es que si las tres nos negamos a que te quedes en el piso... En el momento que una dé negativo y estemos todas en contra de que te quedes, tía, te tienes que ir. Somos tres contra una. No estamos de acuerdo, esto va un poco por votación", dice la cuarta en discordia.
"Si no lo eliminas, te denunciamos. Es una amenaza"
Elena opta por salirse del grupo del piso compartido, bloquear a sus convivientes y compartir la historia en Twitter. La conversación se hace viral y ante la situación, una de ellas le pide que le desbloquee para disculparse. Sin embargo, el resultado termina siendo otro: "Me ha parecido una falta de respeto lo de Twitter. He hablado con mi padre que es abogado y me ha dicho que, si no lo eliminas, te denunciamos. Es una amenaza, en realidad", se escucha en la nota de voz publicada en el hilo.
"Cuando ya me había salido del grupo y seguía hablando con mi otra compañera, yo le dije que le estaba pasando todo a otros amigos y que ellos entendían mi punto de vista. Ella me dijo: 'pues mis amigas piensan como yo'. Y yo dije: 'Pues vamos a someterlo a votación popular'. Vamos a ver qué dice la gente que es objetivo a este conflicto y lo subí a Twitter", explica Cañizares.
La indignación por la falta de solidaridad de las tres compañeras ha desatado una ola de solidaridad hacia Elena, a la que se han sumado tanto actores, como cantantes, marcas y ciudadanos particulares.
"Pedí un poco de ayuda por Twitter ya que estaba teniendo tanto auge", dice la estudiante de Enfermería, abrumada por la repercusión de su hilo. "Me ha hablado muchísima gente que es abogada y hay opiniones muy dispares: gente que dice que no llegaría a nada esa denuncia, gente que dice que eso se puede interpretar como que estoy dañando su honor... Yo puedo difundir una conversación en la que estoy metida siempre y cuando no se damnifique el honor de otra persona, entonces ya sería para pelearlo", asegura, aunque no se plantea eliminar los tweets.
"Una de las razones por las que lo subí es para denunciar la situación en el mundo sanitario. Sobre todo, la criminalización del COVID-19. Hay enfermeras a las que se les niega alquilar pisos o se les pretende echar porque están en contacto con personas con COVID o a personas como yo que tenemos el COVID y nos criminalizan como si hubiésemos matado a alguien o quisiéramos hacerlo", proclama.
Ahora mismo se encuentra en su piso compartido, sola, con el pestillo echado: "No creo que se atrevan a ver si les voy a toser en la cara o algo, explica con humor y con comida "para ocho meses", que sus padres le han traído, ajenos al revuelo que el caso de su hija ha provocado en las redes.
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