Más de 16 especies de tiburones y rayas, algunas de ellas en serio peligro de extinción, son comercializadas de manera irregular en el sur de Brasil y vendidas bajo la falsa fachada de simples cazones para no levantar sospechas.
El nombre de cazón también se le da a tiburones pequeños, lo que refuerza el problema de venta irregular por la confusa delimitación de aquellas especies que pueden llegar a desaparecer, como la raya 'viola', considerada "críticamente amenazada".
El caso del tiburón martillo, una especie difícil ya de encontrar en el litoral brasileño, también es alarmante, pues el 23 % del total de las muestras recogidas en los puntos de venta corresponden a este escualo, clasificado en el cuadro "vulnerable" de desaparecer.
La situación fue denunciada por el investigador de la Universidad Vale do Rio dos Sinos, Hugo Valiati y su asistente Christian Sperb, responsables de elaborar un estudio divulgado por la Fundación Grupo Boticario de Protección de la Naturaleza.
La recogida de muestras tuvo lugar en quince puntos de venta entre el norte de Santa Catarina y el sur de Rio Grande do Sul, durante los años 2012 y 2013, cuando los investigadores percibieron ciertas irregularidades en los mercados de pescado en esos estados fronterizos con Argentina y Uruguay.
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Por medio de análisis genéticos se observó que para evitar la fiscalización de la mercancía, los pescadores cortaban la cabeza y las aletas de estas especies amenazadas, lo que imposibilitaba su correcta identificación.