El campanario de la iglesia Sant Pere de Rossellò (Lleida) se ha derrumbado sin causar heridos. El Ayuntamiento había desalojado antes dos viviendas cercanas en las que vivían nueve personas, porque los técnicos municipales habían visto algunos desprendimientos.
El Consistorio hacía un seguimiento diario del estado del edificio y había enviado un escrito al Obispado advirtiéndole de la existencia de una grieta. "Algunos eran reacios a salir, les hemos dicho que cojan lo imprescindible, no les hemos dado tiempo a hacer maletas", ha explicado el alcalde, Josep Abat.
Abat ha explicado que la situación era "muy peligrosa y era necesario que los vecinos salieran de sus casas", por lo que el Ayuntamiento les ha facilitado dos pisos en los que alojarse. Cinco dotaciones de bomberos trabajan en la retirada de los escombros.