Dos mujeres que trabajaban en un supermercado Mercadona de Cádiz han sido despedidas por comerse, cada una, un saladito de 15 céntimos que iba a caducar. El suceso ocurrió durante la final del partido de Champions de esta temporada, una jornada frenética en la que las empleadas no puedieron ni beber una botella de agua, según han comunicado a 'lavozdelsur.es'.
Tras percatarse del acto de Mari Ángeles García y Patricia Cecilia Román, su coordinadora les llama la atención, e incluso, les obliga a firmar un documento donde se detalla la acción que acaban de cometer ambas.
Las empleadas explican que, aunque días después pagaron los saladitos, la coordinadora se sintió aún más ofendida ya que ya había dado parte de la actuación de las dos trabajadoras. Todo ello, declaran las despedidas al diario, originó un acoso constante durante los días posteriores hasta que se les informó que estaban despedidas.
Más Noticias
- Última hora | Desciende a 78 personas la cifra oficial de desaparecidos activos por la DANA
- Diego el Cigala niega los malos tratos a su exmujer y justifica la denuncia de la víctima en los "celos" que tenía ella
- Buzos, agentes caninos, bomberos y hasta patrullas familiares: el operativo para buscar desaparecidos en Valencia
- Las personas mayores, los grandes damnificados por la DANA: necesitan ayuda de voluntarios para poder comer o salir de casa
- La destrucción de la DANA, en cifras: 3.900 edificios afectados y más de 500 kilómetros de carretera dañadas
Desde entonces, ambas, primero Mari Ángeles y ahora, junto a ella, Patricia, que ha estado ingresada por parálisis nerviosa, acuden diariamente a la puerta del supermercado para protestar por su despido. Junto a ella, la CNT que, incluso, su secretario local, explica que en toda el país se han producido muchos casos parecidos en Mercadona.
"Estuve 24 horas aquí solo"
Las personas mayores, los grandes damnificados por la DANA: necesitan ayuda de voluntarios para poder comer o salir de casa
Las personas mayores o con movilidad reducida estos días son los más vulnerables ya que dependen de la ayuda de voluntarios para comer o simplemente poder salir de sus casas.