Cada noche, los mosquitos invaden las calles de La Puebla del Río, un municipio en Sevilla. Las puertas y ventanas de las casas se cierran a cal y canto para impedir la entrada de estos indeseados visitantes, especialmente después del reciente aviso de la Junta de Andalucía: los mosquitos son portadores del Virus del Nilo.

Son los nuevos vecinos del pueblo, hay "montón de mosquitos", según comentan los residentes. "Nada más abrir la puerta para tú entrar, ya tienes la casa llena entera de mosquitos", se lamentan.

La humedad es su mejor aliada, según la alcaldesa María Dolores Prósper, quien señala que "se nota muchísimo que es un año bastante más húmedo que los anteriores". Esta condición ha triplicado la presencia de mosquitos, pero en las últimas semanas, la siembra de arrozales ha exacerbado aún más el problema. "El año pasado venimos de no haber tenido nada de mosquitos porque no hubo siembra de arroz y este año nos están acribillando", explican los vecinos, añadiendo que "te tienes que tapar los ojos porque es que te entran por todos lados".

Hace dos semanas se detectaron los primeros casos de mosquitos que portan el Virus del Nilo. La alcaldesa Prósper advierte que "es la vez que más pronto se ha detectado en el año y la preocupación es evidente". La picadura de estos mosquitos ya causó varios fallecidos en 2020, y existe un temor palpable de que esta situación pueda repetirse. "No son mosquitos normales, aquí tengo un montón de ronchas", comenta un vecino afectado.

Desde el ayuntamiento aseguran que llevan fumigando desde abril, pero algunos vecinos son escépticos. "Porque el ayuntamiento no fumiga", dicen. La alcaldesa puntualiza que "ya no se trata solo de competencia municipal, hay arrozales donde son propietarios privados y el ayuntamiento no puede actuar".

Las autoridades recomiendan cautela y especial atención a las zonas donde se acumula el agua para evitar la proliferación de las larvas. Mientras tanto, los vecinos se han equipado con mosquiteras, insecticidas y velas para convivir con estos nuevos huéspedes que no parecen tener intención de irse pronto. Ahora, los residentes se preguntan si alguna vez volverán a disfrutar de una noche al aire libre sin mosquitos.