La religiosa Kosaka Kumiko, una monja de 42 años, dice que es inocente, pero la policía argentina ha tenido que cursar una orden de busca y captura para poder detenerla. Tras un mes en fuga, ella misma se ha entregado, eso sí, acompañada de un abogado.
De origen japonés, está acusada, por múltiples testigos, de encubrir a sacerdotes pederastas y no solo eso, también de facilitarles "victimas sumisas", jóvenes del instituto Provolo de Menzona, en Argentina.
Como dice otra religiosa, todos son chavales con dificultades, la mayoría con discapacidad auditiva. Pero a ella poco le importó, una de las niñas cuenta como la monja la habría entregado como trofeo a los religiosos.
Tras la supuesta violación, Kosaka Kumiko se encargó de colocar un pañal a la menor de cinco años para evitar la hemorragia que el abuso habría provocado. Incluso ella misma habría participado en una violación y obligado a las menores a tocarse mientras ella veía pornografía.
La monja ya ha declarado ante el juez, ha estado diez horas y ha salido imputada. Con ella ya son seis los detenidos. Ella, de momento, lo niega todo pero la justicia dirá si realmente es Ángel o Demonio.