El proceso que se desarrolla en la vidriera es el último paso del ciclo de reciclaje del vidrio. "Hay que estar protegidos porque hay altas temperaturas y mucho vidrio", señala Beatriz Egio.
Cuando el calcín llega a la vidriera, se introduce en un horno a 1.500 grados centígrados. "El calcín se funde y se forma una pasta de vidrio incandescente, que es lo que nos va a permitir hacer nuevas botellas", explica.
Desde Ecovidrio explican que "es interesante que reciclemos mucho para que lo que llega a este horno y se funda sea calcín, no materia prima de la naturaleza", ya que el calcín funde a mucha menos temperatura que la arena.
Esto significa que se gasta mucha menos energía y que se emite mucho menos CO2. En el último año, el reciclaje de vidrio evitó que llegaran a la atmósfera 5.200 toneladas de CO2. "Equivale a dar la vuelta al mundo en avión 127 veces", subraya Egio.
En las etapas siguientes del proceso, las gotas de vidrio, en forma de pasta incandescente, caen desde una estructura superior y se derriten en un molde con la forma del envase, que se irá enfriando poco a poco. "Pueden salir hasta 300 envases por minuto", apunta Egio.
Una vez que los envases ya están listos, pasan por un escáner para separar los que están bien de los defectuosos. "El escáner tiene la capacidad de que si encuentra un envase con algún defecto, retirarlo. Si llenamos un envase que tiene algún impropio de líquido podría estallar por la diferencia de presión", explica.
Y al fin, conseguimos el resultado esperado, botellas de vidrio recicladas para un nuevo uso. El círculo se completa, pero elciclo de reciclaje continúa para dar vida a nuevos envases.