El 3 de mayo de 2007, la
pequeña de tres años desapareció de la habitación del apartamento que su
familia había alquilado en Praia da Luz, en el Algarve luso, donde dormía junto
a sus hermanos -dos gemelos de dos años- mientras sus padres cenaban con un
grupo de amigos en el mismo complejo turístico.
La desaparición todavía
divide a la opinión pública y tiene entre interrogantes a la Policía Judicial
(PJ) portuguesa y a Scotland Yard, que mantienen abiertas sus respectivas
investigaciones, independientes la una de la otra y conducidas de forma
simultánea.
Fuentes de la PJ
confirmaron que la investigación sigue pendiente y que está a cargo de un
equipo de inspectores de la Dirección del Norte, liderado por la coordinadora
de investigación criminal, Helena Monteiro.
En Portugal el caso se
cerró en julio de 2008, pero fue reabierto en octubre de 2013, después de que
un equipo de investigadores de Oporto encontrase nuevos inicios al "volver
a analizar" lo ocurrido. En los últimos tres años y medio no ha
trascendido ninguna información sobre esta investigación, aunque el décimo
aniversario de la desaparición de Maddie, como la llamaban sus familiares y
amigos, ha puesto fin al silencio de las autoridades.
En una entrevista
publicada por el semanario luso Expresso, el director adjunto de la PJ, Pedro
do Carmo, aseguró que la policía lusa continúa "convencida" de que
hay elementos sobre los que se puede trabajar y que podrán "conducir a
algunos resultados".
Aunque no quiso desvelar
detalles sobre la investigación en curso, sí fue tajante al desechar una de las
teorías que se llegaron a barajar: "Los padres de Maddie no son
sospechosos. Punto". De esta forma, el actual director adjunto de la PJ rechazó
la teoría que defendía el comisario portugués que lideró la investigación,
Gonçalo Amaral, que generó un conflicto con los padres de la niña que acabó en
los tribunales.
En 2008, Amaral publicó
el libro "Maddie, la verdad de la mentira", en el que defendía la
tesis de que el matrimonio McCann ocultó el cadáver de su hija después de que
muriese por accidente. Los McCann denunciaron a Amaral por difamación y un
tribunal de Lisboa llegó a condenar al comisario a pagar 500.000 euros al
matrimonio, pero la sentencia fue revocada.
Después de que el
Tribunal Supremo portugués confirmase que el derecho a la libertad de expresión
de Amaral pesaba más que el derecho al honor de los padres de Maddie, los
McCann van a recurrir la decisión ante la Justicia europea. Kate y Gerry McCann
fueron dos de los casi 20 sospechosos que acumula este caso, después de que
fuesen hallados rastros biológicos de la pequeña en un automóvil alquilado tras
la desaparición, pero la Justicia lusa acabó por exculparlos.
Ellos siempre han
defendido su inocencia y en una reciente entrevista a la BBC británica
volvieron a sostener la teoría de que su hija fue raptada. Por el momento, las
más de 2.000 diligencias policiales, 500 búsquedas en la zona y 12.000 páginas
que deja el proceso no han conseguido arrojar luz sobre lo que ocurrió la noche
que Maddie se esfumó sin dejar rastro, pero la policía portuguesa no es la
única que sigue indagando.
Scotland Yard publicó en un 2012 un retrato
robot de cómo sería la menor en aquel momento, lo que alimentó las esperanzas
de encontrarla viva, y un año después reabrió de forma oficial el expediente
del caso, que continua abierto.
El comandante de
Scotland Yard Mark Rowley confirmó hace una semana que "existe una línea
de investigación con la que merece la pena seguir buscando".
En el resto del mundo, el caso recibió tanta atención mediática que a lo largo de esta década se multiplicaron las falsas alarmas de que la niña había sido vista en lugares tan diversos como España, Bélgica, el litoral de Marruecos, Singapur o Indonesia.