Tarifa, en Cádiz, es el último municipio que se ha sumado a los que ya prohibían las despedidas de soltero. En este caso, el Ayuntamiento tomará medidas contundentes contra los que que dañen el mobiliario urbano o griten en la vía pública.
Además de las quejas sobre el comportamiento de los jóvenes, los comerciantes explican que este tipo de festejo no les interesa porque "dejan poco dinero", como explica Mercedes Blanco, una hostelera de la zona.
Antes de Tarifa, Mojácar, en Almería, donde ya han puesto seis multas, que van desde los 100 hasta los 300 euros, según la alcaldesa de la localidad, Rosa María Cano. Una ordenanza municipal prohibió el 22 de junio las muñecas hinchables, los penes en la cabeza y demás actitudes indecorosas.
La capital tampoco se libra de esta prohibición. Los locales de La Latina han colgado carteles a sus puertas prohibiendo la entrada a estos festejos y la concejalía de la zona les apoya con una mayor intervención policial.
En Logroño, el hostelero Fernando Izquierdo explica una posición común: "teníamos que ponernos en la puerta para que no pasaran". Esta ciudad también ha reforzado la presencia policial.
Tossa de Mar también las prohíbe, aunque sólo en agosto, ya que alteran la oferta turística. No es el caso de Salamanca, donde la prohibición permanece desde hace nueve meses y las multas por emplear megáfonos o portar disfraces indecorosos alcanzan los 3.000 euros.
Finalmente, en Conil, los castigos van desde las multas de 300 euros a los avisos a la Agencia Tributaria para que ésta compruebe la legalidad de los inmuebles que se alquilan.
Por su parte, los promotores de estas fiestas consideran que las medidas son exageradas y buscan "destrozar el sector injustamente", según Ignacio Rodríguez, de Despedidas Absolute Fiestas.
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