Era la primera vez que Elisa asistía telefónicamente a una mujer que estaba dando a luz en el momento. Y no dudó ni un solo instante. Indicó a la chica que se tumbase en sofá, y hasta ella se metió en el papel. "Le dije que cuando empezaran las contracciones tenía que empezar a empujar, y yo empujaba desde el puesto", relata la enfermera a laSexta.
A los pocos minutos salió la cabeza del bebé. "Enseguida escuché llorar al pequeño y le pregunté si estaba bien", explica Elisa, que tuvo que continuar con las indicaciones hasta que la ambulancia llegara al domicilio de la mujer. Y ella siguió ayudándola.
Asegura que su objetivo principal era "transmitir tranquilidad a la señora", pero también mantenerse calmada ella misma. "Te aíslas, te pones delante del ordenador y solo escuchas a la señora", precisa Elisa, algo indispensable en este tipo de actuaciones. "Lo primero que hacemos es recabar información de cuántos meses está la embarazada y, a partir de ahí, transmitir tranquilidad", explica José Luis Eymar, jefe de Guardia del SUMMA 112.
Por su parte, Elisa tardará en olvidar la experiencia: "Cuando terminó todo me di cuenta de lo que había sucedido. Era la primera vez que telefónicamente me había pasado esta situación tan bonita". No es la primera ocasión en que una buena atención telefónica nos emociona. El caso de Yussef, un joven que se encontró a su madre en el suelo, llamó al 112 y su perfecta reacción, guiada por Soledad, la enfermera que atendió la llamada, salvó la vida de su madre.