Luna Reyes, de 19 años, se ha convertido en un símbolo de lo humano frente a la crisis en la frontera de Ceuta con Marruecos. Eso es debido a la instantánea que ha dado la vuelta al mundo y que la muestra abrazada a un migrante que acaba de cruzar la frontera.
"Es un chico desesperado pensando que su amigo se moría", explica la trabajadora de Cruz Roja, que es de Móstoles, aunque su madre procede de Ceuta. "La gente que estaba allí me decía que eso era cuento. No dejaba de abrazarme", dice.
"Se intentó dar con piedras en la cabeza porque estaba viendo que los devolvían todos y se quería matar", ha explicado sobre el joven.
Luna se rompe cuando explica que intentó llevarlo consigo a los pabellones para darle atención pero que se lo arrebataron en la frontera.
Ha recordado también la "mirada de desesperación, de querer quedarse y de necesitar a alguien que le ayude".
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La joven ha sido objeto de la extrema derecha, que la ha acusado de postureo y ha dado connotaciones sexuales a su abrazo, lo que la ha forzado a cerrar sus cuentas en redes sociales.