El dúplex que Karina, una de las proxenetas condenadas por prostitución de menores, tenía alquilado junto a su pareja en Zarandona (Murcia) era uno de los escenarios del horror donde tenían lugar los abusos. Concretamente, estos actos tuvieron lugar en la camilla de la habitación central de la casa, en la buhardilla y en una de las habitaciones. Durante el registro de la vivienda se encontraron: un ordenador con fotos eróticas de varias chicas, libretas con anotaciones y pagos en metálico.
El modus operandi era simple. La proxeneta acordaba con las niñas el día y la hora y su pareja, también condenado, las recogía en distintos puntos y las llevaba hasta la casa. Fue precisamente aquí donde los agentes rescataron a una víctima menor de edad.
Sin embargo, no era el único punto donde actuaba la trama. También lo hacían en hostales, hoteles y balnearios de la propia ciudad o en pensiones, como la que se encontraba en la localidad de Cobatillas, a las afueras de Murcia. Así lo reconocieron las menores durante la investigación. En estos casos, según recoge el sumario, era el cliente quien reservaba la habitación y la menor se hacía pasar por una repartidora de comida.
Los 13 acusados por crear la trama no irán a prisión
Las seis personas que en 2014 crearon una red para prostituir a menores en Murcia y siete empresarios que pagaron por abusar de esas adolescentes no irán a prisión tras alcanzar un acuerdo con la Fiscalía por el que asumen los hechos y aceptan pagar multas e indemnizaciones.
Así se recoge en el acuerdo de conformidad que los 13 procesados han alcanzado este miércoles en la Audiencia Provincial de Murcia con la Fiscalía, por lo que el juicio, que se ha demorado una década, no llegará a celebrarse. Las multas oscilan entre los 540 y los 4.320 euros y las indemnizaciones a las víctimas entre los 500 y los 2.000 euros.
No pueden más
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