Lo que se está subastando en las imágenes son esclavos. Así lo mostraba la CNN en 2017. Y ocurre en Libia, un país nada seguro aunque esto no convenga a gobiernos como el de Italia o Malta. Se paga más de 700 euros por estas personas para trabajos forzosos. Pero no es el único problema que afecta a Libia. El país lleva ya ocho años sumido en guerras y en conflicto casi permanente.
La lucha por el poder entre las fuerzas armadas libias y la encabezada por el mariscal Haftar hacen que los bombardeos sean casi diarios.Y sí, los centros de detención los sufren. El último ocurría en julio en Trípoli, donde morían 87 personas. Cuando no les caen las bombas, tampoco sus condiciones son humanas. "Estos centros son espacios cerrados donde no pueden moverse y están encerrados. Hay niños en estos centros", explica Patrick Maza, coordinador de Proyectos en Libia.
Duermen apilados y rodeados de basura .Y beben agua, cuando la tienen. Además de las condiciones insalubres, son torturados y si eres mujer corres el riesgo de sufrir una violación. Como este caso de una rescatada por el Open Arms: "Se ofreció voluntaria para que abusaran de ella y no de sus nietas e hijas; y cayeron todas, hasta la niña de 12 años".
Ni los trabajadores de la ONU se libran. Hace solo cinco días, tres funcionarios morían por la explosión de un coche bomba. La inseguridad es total y devolver allí a los migrantes, una condena.
Las razones
El inesperado giro de la investigación del kayakista desaparecido en agosto: fingió su muerte y huyó del país para cobrar un seguro de vida
El kayakista Ryan Borgwardt, desaparecido en agosto de este año, no estaba muerto. Según han descubierto los investigadores, el hombre había contratado un seguro de vida y decidió fingir su muerte para cobrarlo. Esta es la historia de película.