Los restos de José María Ruiz Mateos han sido exhumados para realizarles una prueba de paternidad mediante el cotejo de su ADN con el de Adela Montes de Oca, quien dice ser hija suya, cumpliendo así una orden judicial.
Los restos han sido trasladados desde el columbario de la iglesia Nuestra Señora de la O de Rota al cementerio municipal, donde los forenses extraerán las muestras necesarias para practicar las pruebas de ADN.
El juez ordenó la exhumación en un auto, accediendo así a la petición de la demandante de acuerdo con el criterio del fiscal y en contra del de los hijos del empresario.
La prueba se hará garantizando la "integridad, respeto y memoria" del fallecido, según el auto del juez, que emplaza a la viuda y a los hijos a que manifiesten si desean asistir a la exhumación.
La familia de Ruiz Mateos considera que la exhumación y la prueba de paternidad son medidas desproporcionadas e ilegítimas, y argumenta que "si el fallecido no llegó a ejercitar en vida su derecho a negarse a dicha prueba por no ser requerido al efecto, no puede procederse ahora sin el consentimiento de la viuda y los hijos".
Pero la cuestión es que el mismo juez ordenó en octubre de 2014, cuando aún vivía el empresario, la prueba de ADN, y lo hizo en un auto que no fue recurrido por ninguna de las partes.
Ruiz Mateos fue citado en tres ocasiones para la extracción de muestras y en ninguna de ellas se presentó ni ofreció explicación alguna.
Posteriormente, pidió el sobreseimiento de la causa como consecuencia de "una enfermedad muy grave con padecimientos incurables" que le impediría ir a juicio. El empresario murió poco después.
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