Durante las fiestas patronales de Lerín, en Navarra, Miguel participaba en un espectáculo de recortes a vaquillas cuando se resbaló y cayó. El astado lo embistió, dándole una cornada mortal en el abdomen. El joven de 29 años muerió en la ambulancia que lo trasladaba al hospital de Pamplona.

En el pueblo se han levantado conmocionados por lo ocurrido, pero sin suspender su encierro. En Farua, Castellón, un hombre continúa en ingresado en el hospital en estado grave después de que el domingo un toro le corneara en el pecho y en el muslo.

Este fin de semana ha sido negro: en total, cuatro personas han muerto por cogidas en encierros taurinos. En Peñafiel, Valladolid, el concejal de festejos de un municipio vecino moría también el sábado después de sufrir una cogida cuando participaba en el encierro.

Horas antes, en los 'bous al carrer' de Musetes, en Valencia, habían tenido el mismo desenlace. Un joven intentaba protegerse tras la barrera pero la aglomeración de gente se lo impidió. Finalmente, un toro le corneó por la espalda y murió.

En Blanca, Murcia, el encierro también terminó en tragedia. Un vendedor de la ONCE de 54 años observaba el encierro cuando un astado lo embistió y terminó corneándole hasta seis veces. Fue imposible salvar su vida.

Los festejos taurinos que se celebran por toda España están dejando este año un balance dramático, dejando al menos ocho personas muertas entre julio y agosto.