Lo que ha sucedido durante la última semana en el barrio burgalés de Gamonalha sido algo tan inesperado e impensable como el despertar del cero a la izquierda. Ni matemáticos ni políticos lo esperaban pero el cero a la izquierda ha dicho basta. No era de extrañar que algún día reivindicase sus derechos. Se ha cansado de vivir en el ostracismo, de que nadie cuente con él cuando a su alrededor se habla de números, de que ni sume ni reste; de que exista y nadie lo tenga en cuenta. Si tuviésemos que formular una ecuación matemática sobre la situación que actualmente vive nuestro país, no tengan ninguna duda de que los ciudadanos seríamos ceros a la izquierda.
El cero a la izquierda quiere empezar a contar; a no quedarse al margen de presupuestos, proyectos o repartos
Apuesto a que los políticos son buenos matemáticos. Al menos se han regido por la propia ciencia para nunca dar protagonismo al cero a la izquierda y no se les ha dado mal. Todos los números les han ido cuadrando sin grandes problemas hasta que se han topado con el cero a la izquierda. Un dígito que nunca imaginaban verse obligados a considerar de tal manera. Nunca lo han tenido en su calculadora. El problema para ellos es que ese cero quiere empezar a contar. No quiere quedarse nunca más al margen cuando se habla de presupuestos, proyectos, estadísticas, porcentajes, salarios y reparto de capitales.
Los ceros a la izquierda ya no aguantan más subidas de impuestos, más congelaciones de sueldos y pensiones, más recortes en Educación, Sanidad y Cultura. Ya se han cansado de apretarse el cinturón, de intrusismo laboral por apellido, de desahucios, de despidos a bajo coste, de que les impidan abortar con seguridad. No quieren ver más obras faraónicas que eleven la deuda pública, cuando es el pueblo el que acaba ahogado en deudas. No aceptan que les tipifiquen como violentos y vándalos, cuando quienes cometen delitos con el dinero de todos encuentran siempre el recurso y el amparo judicial. Un cero a la izquierda no quiere emigrar en busca de futuro y perder la atención sanitaria en su propio país. El cero a la izquierda se ha cansado de empresas fantasma, de presupuestos inflados, de poner la cara y que le muelan a palos.
'Seguro que el 09007 no volverá a caer en el olvido nunca'
Las protestas de Gamonal ("atentados" según el contenido de la Botella) no se reducen a una pataleta local de unos vecinos que se oponen a que les dejen bonita la principal arteria de su barrio. Por eso el resto de ceros a la izquierda del país ha empezado a mostrar su solidaridad y proximidad con el barrio. Ellos también llevan mucho tiempo sin ser protagonistas. Todos quieren empezar a contar. Afortunadamente en este siglo XXI, Internet y las nuevas tecnologías corren más que la imprenta y a día de hoy todo el mundo se ha dado cuenta de lo que realmente pasa en Burgos. Quien no se ha percatada aún, es que no quiere.
Las obras delbulevar en la calle Vitoria, una de las mayores preocupaciones del alcalde Javier Lacalle (PP), componen la imagen que identifica la ciudad en este 2014. Burgos albergó la Capitalidad Española de la Gastronomía en 2013, pero este no le ha parecido buen entremés para 2014 al edil de la ciudad ‘cabeza de Castilla’. Todo depende de cómo se mire. Si empezamos a valorar la repercusión que el 'efecto Gamonal' está teniendo en el resto de ciudades españolas, a lo mejor debemos considerar Burgos y Gamonal como referentes, y no sólo gastronómicos. Buen provecho entonces.
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A algunos quizá se les atragante el manjar cuando vuelvan a recordar Gamonal y su cero a la izquierda. El 09007 (código postal del barrio del descontento y cifra que da sentido a este texto) nunca volverá a caer en el olvido.