No han viajado miles de kilómetros para cometer los atentados. Son ciudadanos occidentales nacidos y educados en Europa, los que la mayoría de las veces cruzan la línea de no retorno de la radicalización. Y para detectar cuando están a punto de hacerlo, la Generalitat propone un protocolo para instaurar en las aulas.

Uno de los posibles puntos es que sean los profesores quienes detecten en los estudiantes los primeros indicio de radicalización. Una labor que los docentes en su mayoría considera que extralimita su formación y sus funciones.

Dificultad para ejercer esta función en clases ya de por sí superpobladas, pero también dudas sobre el fondo del proyecto. ¿Es conveniente estigmatizar a un niño porque cambie su forma de vestir? ¿O porque sea un riguroso musulmán? Son las preguntas que se plantean profesores y también las asociaciones de esta fe en España.

Críticas que contrastan con la opinión de quienes creen que, aunque con puntos a mejorar, el protocolo forma parte de una necesidad social. Un debate abierto y cada vez más urgente. Más de 160 españoles han viajado al extranjero para unirse a la yihad internacional, según los últimos datos del gobierno.