Ismael es un gran dependiente que necesita atención y cuidados constantes. Su mujer Laureana no se separa de él ni un minuto. “Es una esclavitud”, nos relata.

La consejería de sanidad de Castilla-La Mancha solo le concede una ayuda de asistencia a domicilio de 46 horas al mes. Una ayuda insuficiente, dice su mujer, porque a sus 75 años Ismael no puede hacer nada solo: no se mueve, no abre los ojos y está sondado las 24 horas.

La mitad de sus ingresos se van en una cuidadora que va a su casa varias veces al día. Por eso, rechazaron la ayuda a domicilio de solo hora y media al día que les ofrecía sanidad, y pideron una prestación económica.

Pero sus explicaciones no bastaron y la consejería desestimó el recurso y resolvió "proceder a la finalización del procedimiento de reconocimiento de la situación de dependencia y del derecho a los servicios y prestaciones del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia".

Desde la Consejería dicen que su política es ofrecer servicios profesionales a los dependientes, pero no dinero sin control.