La familia de María Fernanda llevaba tiempo sintiéndose mal, con vómitos y náuseas. No sabían qué les pasaba, pero comenzaron a sospechar que su inquilina podía estar detrás.
Fue entonces cuando decidieron colocar cámaras en la cocina y descubrieron que, efectivamente, les estaba intoxicando con lejía e insecticida que ponía en su comida y bebida. "La señora optó por envenenarnos", relata a laSexta uno de los hijos, Michael Jiménez.
"Me dijo que se sentía mal, fui a ver el pollo y el pollo tenía una peste a insecticida brutal", cuenta por su parte la madre.
Las imágenes de esa grabación muestran como su inquilina, ahora en libertad a la espera de juicio, vertía una sustancia tóxica sobre un táper de comida. También fue captada manipulando una botella de la que posteriormente bebieron sus hijos.
Se encontraban tan mal que tuvieron incluso que acudir al hospital. "Mi hermano estuvo con suero una hora", rememora Michael, que detalla que se sentían "mareados, con náuseas".
Todas sus sospechas se centraban en la mujer de 70 años a quien tenían alquilada una habitación, con la que ya habían tenido problemas de convivencia. "No había como vivir con ella, era discusión, peleas...", explica el joven.
"O es que la comida siempre está mala, o es que algo está pasando", señala el chico que pensaron. Sin embargo, no tenían forma de probar que la responsable era su compañera de piso. "Era un arrastre de muchísimos meses, para mí se hizo eterno, pero no encontraba forma de poderlo evidenciar", cuenta María Fernanda.
Así fue hasta que instalaron las cámaras y entregaron las grabaciones a la Policía, que procedió inmediatamente a detener a la presunta envenenadora, a quien se ha impuesto una orden de alejamiento. El análisis de los alimentos que aportaron, además, arrojó grandes concentraciones de lejía.
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