“Yo muchas veces quería quitarme la vida”, afirma una mujer que trabajaba con el presunto abusador en una iglesia de Madrid y que grabó sus agresiones. Lo denunció ante la policía y ahora está a la espera de juicio.

Patricio Cerda, miembro de la Asociación de Víctimas de los Legionarios, cuenta que vio “a un superior en el baño con un niño”. Este hombre salió de los Legionarios de Cristo hace 14 años. Sus denuncias caían en saco roto. “Denunciábamos abusos a nuestros superiores pero a veces ellos mismos estaban pringados”, afirma.

Marcial Maciel, el fundador de los Legionarios de Cristo, fue reconocido como pederasta por su propia organización. La evidencia de que los trapos sucios estaban ya expuestos a la sociedad. Quizá por eso, en la última etapa de benedicto XVI y con el papa Francisco ha empezado el cambio. “Lo que antes se trataba de encubrir hoy se considera no un pecado que hay que lavar sino como un delito que hay que denunciar ante los Tribunales”, señala el Teólogo Evaristo Villar.

Un cambio en la cúpula que no siempre significa un cambio en las bases, según denuncia la ONG 'Iglesia sin Abusos': “Hay presiones para que no se denuncie y la investigación no supere el ámbito eclesiástico”. Porque a pesar del cambio, muchos siguen confundiendo el pecado con el delito.