Mark Langedik, un hombre de 41 años, padre de dos hijos que decidió que la eutanasia era la única solución para dejar de sufrir. Por ello quiso poner fin a su vida con una inyección letal en casa de sus padres, asegurando que no era capaz de salir adelante.

"Mi hermano está muerto" es así como lo comunicó Marcel Langedijk, hermano mayor del fallecido. El periodista reveló que su hermano había asistido a 21 sesiones de rehabilitación en los últimos ocho años. "Cuando Mark se dio cuenta de que necesitaba ayuda y hablar con alguien, ya era demasiado tarde. El alcohol ya le tenía atrapado y no le dejaba escapar", explicó.

Langedijk marcó la fecha de su muerte en la que pasaría sus últimas horas rodeado de su familia, después un médico autorizado le administraría tres inyecciones que causarían su muerte. Sólo en el 2015 se produjeron más de 5.000 casos de eutanasia en Holanda, uno de los países junto a Bélgica en legalizar la eutanasia en 2002.