La vida de Ibrahima, uno de los ciudadanos senegaleses que trató de ayudar a Samuel Luizla noche en que fue asesinado en A Coruña, también corrió peligro. Los golpes que recibió "pudieron acabar con su vida", según ha confirmado el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones.
De hecho, según ha precisado el comisario jefe de la Brigada Provincial de la Policía Judicial, Pedro Agudo, las imputaciones en este caso a los agresores son por dos delitos contra la vida: uno consumado contra la persona de Samuel y otro en grado de tentativa contra Ibrahima.
Tras levantarse el secreto de sumario sobre el caso, el delegado del Gobierno ha indicado este lunes que la agresión que mató a Samuel "podría haber tenido una segunda víctima", Ibrahima, que "le protegió sin éxito" e "incluso lo cubrió con su propio cuerpo, recibiendo también golpes que pudieron acabar con su vida".
Una acción en la que estuvo acompañado por Magatte, también ciudadano senegalés, y por la que ambos han recibido ya el permiso de residencia y carta de trabajo, para "reconocer la acción solidaria y humanitaria que protagonizaron con riesgo de sus propias vidas". "Es lo menos que la sociedad española puede hacer", ha apostillado Miñones.
Por su parte, Agudo ha precisado que Ibrahima protegió a Samuel "en varias fases, no solamente en la primera agresión, sino cuando por el camino le siguen agrediendo". "Él pone siempre su cuerpo y recibe muchos golpes. Es una persona fuerte pero le dan una paliza también a él importante, incluso en la parte final de la agresión. Es la última persona que asiste a Samuel", ha indicado.
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