La Iglesia católica ha recogido testimonios de abusos sexuales a 927 menores cometidos por 728 sacerdotes y otros religiosos desde los años cuarenta y ha constatado que la mayoría de las víctimas, el 82,62%, son varones. Son datos que este jueves ha presentado la Conferencia Episcopal (CEE) en la jornada "Protección de menores: seguimos caminando", a la que han asistido alrededor de 120 personas que intervienen en la investigación y persecución de esos abusos dentro del ámbito canónico.
Una jornada en la que el director de la Oficina de Comunicación de la CEE, José Gabriel Vera, ha presentado el informe "Para dar luz", que en siete tomos recoge las actuaciones y protocolos contra los abusos llevadas a cabo por las más de 200 diócesis de España en los tres años que llevan en funcionamiento.
Mas de 2.500 páginas que también pueden consultarse en las web de las diócesis para que puedan servir a otros ámbitos, como polideportivos o centros escolares, entre otros, para que cualquier institución que trate con menores pueda saber qué hacer en estos casos. Y un informe "vivo", porque irá incorporando toda la información que se vaya conociendo: no está cerrado, sino que abre el camino.
Según Vera, las oficinas están estudiando 191 testimonios de la investigación del diario "para poder culminar con ellos el proceso pastoral o judicial oportuno", en tanto que no se ha recibido información de los informes del Defensor del Pueblo ni por parte del despacho Cremades–Calvo Sotelo. Ha resaltado que en ámbito canónico la mayoría de edad se sitúa en los 18 años, mientras que en el ámbito civil la edad de consentimiento de relaciones sexuales está en los 16, por lo que algunos de los casos recogidos en el informe no serían considerados como tal en la justicia ordinaria.
927 víctimas y 728 agresores
El séptimo tomo del informe entra en los datos. Así, en las oficinas para la protección de menores y prevención de abusos creadas hace tres años se han recogido testimonios que han señalado a más de una victima. Por ello, la CEE cifra en al menos 927 los menores vulnerables sometidos a abusos desde 1940.
Del total de testimonios, 283 fueron recibidos en las oficinas diocesanas y 445 en las de las congregaciones. En nueve diócesis no se recibió ninguno ni tampoco en 69 oficinas de congregaciones.
Tal y como refleja el informe, elaborado entre febrero y marzo de este año, respecto al sexo de los agresores, más del 99% son hombres y tan solo los testimonios se refieren a 5 mujeres. Mientras, las víctimas son varones en el 82,62% de los casos y mujeres en el 17,38 restante. De los 728 agresores -una cifra que se extrae de los testimonios-, algo más de la mitad (378) son clérigos.
Además, hay 208 religiosos/as no ordenados sacerdotes y 92 laicos, en tanto que en 23 testimonios el denunciante no supo decir la condición eclesial del victimario. No todos los denunciantes sabían si su agresor vivía, pero de lo que se ha podido constatar se deduce que el 63,6% de ello han fallecido.
Según el informe "Para dar luz", la orientación de los abusos es mayoritariamente de carácter homosexual masculino (el 81,89 % de los casos), y la agresión se cometió casi siempre en colegios, seminarios e internados. Los abusos de carácter heterosexual alcanzan el 17,69 % de los testimonios recogidos.
Ocho de cada diez casos se remontan al siglo pasado
El estudio ha ordenado por décadas la comisión de los abusos y precisa que más del 80% de los casos se produjeron en el siglo XX y el 75% antes de 1990. Solo dos casos de los denunciados se registraron antes de 1950; de la siguiente décadas las que registraron más fueron las de los 70, 80 y 90.
También incluye el informe un estudio del lugar en el que se cometieron los abusos, que se pueden agrupar en cuatro contextos: en el ámbito escolar (colegios, institutos, aulas, patio escolar, vestuario, gimnasios, etc.), con un 46,96 por ciento del total; por delante del ámbito parroquial (parroquia, iglesia, rectoral, centros parroquiales, etc.), con el 15,79 %; y seminarios, internados o escolanías (14,57 %).
Le siguen los abusos en el tiempo libre o de ocio (excursiones, acampadas, peregrinaciones) y el resto se distribuye entre otros espacios como domicilios familiares, casas religiosas o automóviles, entre otros.
En suma, según ha dicho el director de Comunicación, se recogen todos los testimonios "porque todos los testimonios nos interesan". Para la Iglesia, "no hay prescripción porque la condición de víctima no prescribe". "Un testimonio siempre es relevante, aunque date de muchas décadas atrás, aunque se refiera a alguien que ya ha fallecido", ha continuado. Ha recordado a las víctimas que "hay un lugar en la Iglesia en que se las necesita y se las quiere conocer".
"Un lugar que existe porque reconocemos el daño causado y porque queremos ayudar a todas las víctimas en su acogida, en su acompañamiento, en su sanación y en su reparación", ha apostillado. Y para que estos casos no se repitan, la Iglesia, a través de esas oficinas de protección, está llevando a cabo una labor de formación para la detección de los abusos. El año pasado fueron formadas casi 150.00 personas, de las cuales más de 100.000 eran niños y adolescentes. Este año "sigue en esa senda de crecimiento".