Si durante los sondeos el pozo se descontrola, se podrían derramar al mar hasta 3.000 barriles de crudo al día. Es la estimación que hace Repsol en su estudio de impacto ambiental. En caso de producirse el peor de los accidentes, las islas Canarias recibirían el 6% de los vertidos.

El 26% del crudo impactaría contra la costa marroquí. Para la compañía, las probabilidades de que se produzca el peor escenario son mínimas, pero los ecologistas hablan de catástrofe. Según el informe de Repsol, la isla más afectada sería Fuerteventura.

Le siguen Gran Canaria y Lanzarote. En el supuesto de producirse un vertido masivo, el crudo llegaría a la costa canaria en dos o tres días. El 32% del hidrocarburo llegaría a tierra, mientras que el 68% restante se dispersaría en el fondo del mar.

El organismo público CEDEX, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, multiplica por 100 las probabilidades de que se produzca una catástrofe medio ambiental y acusa a la multinacional de subestimar el riesgo.

Mientras salen a la luz los riesgos, las protestas continúan. En Ibiza, activistas de Greenpeace han instalado una barrera de contención frente a una reserva natural para defenderla de forma simbólica de las prospecciones.