Sumamente comprometida para la circulación de trenes por lo cerrada que es así describe el Juez Luis Aláez la curva de A Grandeira. El lugar donde el 24 de julio descarriló el Alvia con destino Ferrol en el que perdieron la vida 79 personas. La llegada de los Alvia a Santiago de Compostela, tiene varios defectos de señalización para él.

Antes de llegar a la curva de A Grandeira el juez describe que los Alvia pasan por dos balizas que indican la proximidad de la estación de Santiago, una de ellas situada a en el punto kilométrico 83.876 metros y la siguiente en el 84.171. 

Justo después se encuentra la señal que indica el límite de 80 al que debe circular el tren. Para el juez de instrucción todas estas señales son insuficientes porque se encuentran demasiado cerca de la curva con lo que no da tiempo al maquinista a reaccionar si éste (como ocurrió en el accidente) tiene un despiste.

Además recalca que en el caso concreto de las balizas su función no es avisar al maquinista de que se acerca la curva. El juez lo que pretende con la imputación de los responsables de ADIF es investigar si se cometió alguna negligencia. 

En el auto el juez también pone en el punto de mira al ASFA y el sistema del hombre muerto, ambos funcionaron bien durante el accidente, pero ninguno de los dos corrigió el despiste del maquinista porque no sirven para ello. Para el juez con unas medidas de seguridad diferentes el accidente podría haberse evitado.