La sesión concluye con un "muchas gracias" y dos personas vuelven a ser libres. Es el momento en el que dos hombres negros son declarados inocentes tras haber pasado 17 años en la cárcel por un delito que no cometieron: Juan Rayford y Dupree Glass. "Es increíble. Pensé en este día durante tanto tiempo. "Durante 20 años hemos vivido una pesadilla. Finalmente, ha terminado", celebran ambos.
Todo ocurrió en 2004, Glass y Rayford tenían solo 17 y 18 años, respectivamente, cuando fueron arrestados como autores de un tiroteo en el que no participaron. No hubo víctimas mortales ni heridos de gravedad, pero ambos fueron condenados a 11 cadenas perpetuas. Contra ellos había solo dos testigos que luego se retractaron. La fiscalía cree que hubo un claro componente racial.
Tras cinco años de investigación y gracias a la confesión de uno de los tiradores reales, en 2020 se revisó el caso y, ahora, la sentencia ha quedado anulada. "¡Una gran noticia! Hoy el Tribunal Superior de Los Ángeles ha hecho justicia", reivindica Anne Della Donna, abogada. Con sus hijas en brazos, aún les quedan manos para aplaudir el nuevo veredicto. El propio juez se ha mostrado tajante.
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"No fueron tiradores, ni ayudaron, ni fueron cómplices de los tiradores reales", ha asegurado H. Clay Jacke, juez del Tribunal Superior de Los Ángeles. Agradecidos, además de la libertad, ahora recibirán una indemnización de casi un millón de dólares, aunque es imposible compensar las casi dos décadas que les han robado.