Un profesor de escuela de Francia fue expulsado del colegio donde ejercía su profesión por "asustar a los niños". La razón detrás de la decisión fue su pasión por los tatuajes: Sylvain Helaine, también conocido como 'Freaky Hoody', tiene tatuados el cuerpo, el rostro, la lengua e incluso presenta inyecciones de tinta en sus ojos, informa Reuters. Esta afición le ha llevado a estar, según calcula él mismo, cerca de 460 horas debajo de la aguja de sus tatuadores, lo que le ha valido el calificativo de "hombre más tatuado de Francia".
Helaine daba clase en los cursos de educación infantil de la escuela primaria Docteur Morere en Palaiseau (París) en el año 2019. El profesor reconoce que provocaba miedo en sus alumnos en un principio, pero luego comenzaban a ver más allá de su apariencia. "Todos mis estudiantes y sus padres siempre estuvieron bien conmigo porque, básicamente, me conocían", asegura a las cámaras 'Freaky Hoody'.
De hecho, la denuncia no vino por parte de ninguno de sus alumnos. Un niño de tres años que no estaba en su clase sufrió pesadillas después de verlo, algo que sus padres pusieron en conocimiento del centro. Unos meses después, las autoridades educativas de la escuela le comunicaron que no volvería a dar clase en infantil porque podía provocar miedo en los menores.
El afectado cree que fue una decisión "triste", ya que el centro nunca trató de apoyarle y se inclinó inmediatamente por "el camino de los padres". Helaine llegó a un acuerdo con las autoridades educativas para alejarse de la enseñanza a los menores de seis años.
Un mensaje contra el miedo
La gran pasión de 'Freaky Hoody' comenzó cuando daba clase en Londres en una escuela privada. Entonces contaba 27 años, y el profesor sufrió una "crisis existencial". Este momento crítico de su vida le llevó a empezar a tatuarse por todo el cuerpo, hasta convertirse en el hombre más tatuado de Francia.
Tras el revuelo generado por su despido en la escuela infantil, Sylvain Helaine insiste en que no quiere abandonar su otra gran pasión: la docencia: "Soy profesor de Primaria, y amo mi trabajo", cuenta con rotundidad ante las cámaras de la agencia. En esta línea, Helaine pretende ser un ejemplo para los más pequeños y demostrar que su afición por los tatuajes poco tiene que ver con su efectividad en el trabajo.
No obstante, no todos comparten esta forma de ver las cosas. Uno de los padres de la escuela en la que trabaja Helaine ha opinado sobre estas últimas declaraciones, como recoge Euronews. Y, pese a que asegure que esta persona "puede ser lo que quiera", se muestra en contra del efecto que cree que puede causar en los niños: "Si fuera director no lo aceptaría. Su cuerpo, si está con niños, debe ser neutral. Así que no creo que sea correcto", sentencia.
Helaine, sin embargo, hace oídos sordos a la críticas y se centra en la capacidad que tienen los niños para dejar a un lado la intolerancia: "Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que los niños que me ven aprenden mucho sobre el respeto por los demás", afirma.
De hecho, esa misma diferencia que muestra su cuerpo, explica, supone la metáfora perfecta ante muchos de los problemas que siguen latentes en la sociedad. Y concluye: "Quizás cuando mis alumnos sean adultos, serán menos racistas, menos homofóbicos y tengan una mente más abierta".
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