Cuando Lázaro Alves era solo un niño, la agrupación de salvamento minero en la que ahora trabaja sacó el cadáver de su padre del fondo del pozo Nicolás, en Asturias.
Murió junto a otros 13 compañeros por una explosión de gas grisú. Lo que ocurrió esos días en Mieres, marcaría el futuro profesional de ese chaval. Todo un pueblo paralizado por el accidente más grave en 20 años. Fueron sus propios compañeros de la mina los que llevaron el féretro a través del silencio del pueblo.
Sergio Tuñón es el director del equipo de salvamento que busca al niño en Málaga. Lleva casi siete años en el cargo y su misión más difícil hasta ahora fue el rescate de un minero en Degaña.
En 2015 bajaron a rescatar a un trabajador de la mina que había quedado sepultado bajo toneladas de carbón en Degaña (Asturias). Estuvieron a punto de morir bajo un derrumbe pero subieron con el cadáver y el rastro de la mina en sus caras.
"Fue una de las intervenciones con riesgo de colapso de las más peligrosas que tuvimos", dijo un minero.
En Laviana, el pueblo asturiano del que son varios de los rescatadores, la mayoría les conoce y sienten orgullo hacia ellos.
"Es un ejemplo para España de lo que son los mineros", señala un vecino de Laviana.
En Asturias, los mineros de todas las generaciones saben lo que significan esas tres letras en el lateral del casco. Agrupación de Salvamento en la Mina. Son, desde hace un siglo, la última esperanza para quienes quedan bajo tierra.