Flora Puig, vecina de El Raval, Barcelona, observa el edificio en el que ha vivido durante los últimos 40 años. Ahora pierde a sus vecinos desde que recibieron un burofax donde dice "que se ha cambiado de dueño y que en vez de pagar a un sitio tenemos que pagar a otro, había gente que se le había acabado el contrato y éstos les están ofreciendo el dinero para marchar".
De 3.000 hasta 13.000 euros, según Flora, para que salgan de un edificio que se ha vendido con vecinos con el contrato todavía vigente. "Es como una cebolla que está cerrada y la van pelando y se van llevando tus amigos y todo el mundo", cometan Flora Puig.
En el último año, el precio de la vivienda se ha disparado un 18% en el centro de Barcelona. La PAH habla directamente de especulación.
"Inversores compran bloques enteros y finalizan contratos de alquiler, expulsan a los vecinos o bien para hacer alquileres turísticos o pisos de alto standing", afirma Carlos Macías, Portavoz de la PAH.
Temen que el centro cambie sus vecinos por turistas, porque el alquiler también se ha convertido en un buen negocio para sus arrendadores. En solo un año, ha subido de media entre un 9 y un 16,5%.
"La demanda crece y la oferta es limitada. Eso está generando una presión en el mercado inmobiliario barcelonés", dice Josep María Montaner, Concejal Vivienda Ayuntamiento de Barcelona.
Presión que acaban recibiendo los que viven en bloques del centro de Barcelona, desde sus balcones lanzan un mensaje de socorro para no tener que abandonar su casa.