El túnel lateral es ahora la principal esperanza pero para terminarlo antes tienen que entubar el pozo donde está el pequeño.
Recubrirlo de PVC o aluminio para evitar que se produzcan desprendimientos, y cuando la cámara robotizada localice el lugar exacto donde está Julen, deberán ensanchar esa excavación para que pueda llegar un rescatista hasta él.
"Una vez lleguemos a una zona próxima donde supuestamente puede estar, la actuación prácticamente sería manual", afirma el geólogo, Agustín Larrea.
La orografía es otra de las principales dificultades. El túnel está ubicado al lado del Dolmen del Cerro de la Corona, una zona escarpada que hace muy difícil el acceso de cualquier maquinaria pesada, esto ha hecho que se descarten otras posibles vías de rescate.
Evitar más desprendimientos es otro de los objetivos. Se trata de un túnel sin protección de tierra blanda y pizarra, que puede colapsar con cierta facilidad.
"Tenemos que llevar barras de carga, barras estabilizadora, para intubar, y requiere la perforación más perfecta", explica Francisco Barranquero, pozero experto.
Y esto añadido a la propia estructura del pozo, que su estrechura es de de apenas 20 centímetros, donde cualquier trabajo manual o técnico es extremadamente complicado.
Las razones
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