Brigadas violeta, cursos de autodefensa o puntos de información se reparten por numerosos festejos populares. Todo para que las posibles víctimas no se sientan solas. Ciudades como Bilbao han condenado las agresiones sexuales durante sus fiestas.
Con las últimas denuncias, ya son cinco los posibles ataques que han empañado este año las celebraciones en la capital vizkaina. Y no solo allí, por eso en muchas de las fiestas populares se han elevado las medidas de seguridad. "No sólo policías, sino también seguridad privada, van a estar especialmente en los lugares de la Tomatina", asegura el alcalde de Buñol, Rafael Pérez.
En la famosa Tomatina, que consigue duplicar en un día los 10.000 habitantes de Buñol, 650 agentes y 150 voluntario trabajarán, según su alcalde, con único objetivo: "Cualquier mujer que se sienta acosada, que vea que no la están respetando, va a tener personal para que tenga ayuda".
Talleres de autodefensa femenina, cursos, campañas con folletos, o incluso brazaletes morados que se utilizarán en Talavera de la Reina o en San Sebastian de lo Reyes, en Madrid, se encuentran entre las medidas para evitar los abusos durante estas fiestas populares. "Las que lleven este brazalete son personas que están allí especialmente para ayudar", explica Encarni Florín, del 'Movimiento por la Dignidad de la Mujer'.
También se encuentran los llamados puntos violetas, cuya función ante una posible agresión es clave. "No dejar a esa persona sola, apoyarla, siempre entre nosotras y nosotros ayudarnos, y no mirar hacia otro lado", afirma Patricia Moreno Bel, también del Movimiento.
Son muchas las ciudades que se han volcado para poner fin a esta problemática, más visible desde los últimos Sanfermines. El principal objetivo es acabar que una lacra que mina el verdadero espíritu de las fiestas populares
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