Leonor ya tiene casa. Un bajo, con rampas de acceso y perfectamente adaptado para que no tenga que volver a cargar con su hijo Manolo escaleras arriba. Al verlo se ha derrumbado de alegría y no es para menos, llevaba 10 años pidiendo ayuda. Con 60 años, cada día subía y bajaba los 70 kilos de su hijo, con distrofia muscular y parálisis cerebral.

La mujer asegura que "es un sueño hecho realidad", de ahí su emoción: "¡Ay, no me lo creo, Dios mío, no me lo creo!", dice mientras sube despacio la rampa. "¡Qué diferencia!", repite.

Al llegar a la nueva puerta de su casa se emociona: "¡Esta va a ser mi casita, la de mi niño!". La empresa pública de vivienda no deja a laSexta entrar con ella a su casa. Leonor explica que quiere "las llaves para poder entrar".

Porque aún hay que hacer la permuta, pero ella ya la ha visitado, y besa la puerta de la vivienda, y baja y sube la rampa por la que ya se imagina subiendo con su hijo Manolo. Habían intentado solucionar el caso de Leonor con una silla salvaescalera, pero ella lo rechazó porque no cumplía las medidas de seguridad para su hijo.