España podría tener ya en marzo su ley de eutanasia. Tras años formando parte de la agenda política, esta vez parece que saldrá adelante si concluyen los trámites parlamentarios que ya se han iniciado en el Congreso.
El objetivo de la ley es dar cobertura jurídica a la asistencia médica que se preste a personas que atraviesan una situación terminal, ya sea porque sufre una enfermedad incurable o porque padezcan una situación de sufrimiento irremediable que no pueda ser mitigado y que el paciente considere inaceptable.
La diferencia entre la eutanasia y el suicidio asistido es, básicamente, quién administra el fármaco.
En el caso de la eutanasia, es el personal sanitario quien administra el medicamento que provoca la muerte: se trata de la intervención voluntaria, estudiada y consensuada que acelera el final de un paciente con una enfermedad terminal e incurable. En concreto, es un equipo médico el que suministra los fármacos con tal de evitar sufrimiento y dolor.
En el caso del suicidio asistido es el o la paciente quien se autoadministra el medicamento que otra persona le ha proporcionado: el médico se encarga de recetar al paciente el medicamento que debe tomar para acabar con su vida, y este puede ser ayudado por un profesional o bien por cualquier persona que así lo desee sin que su acto tenga consecuencias jurídicas.
Con este proyecto de ley, las personas con enfermedades graves e incurables tendrán derecho a morir con ayuda médica en España, una prestación que ofrecerá el sistema nacional de salud en unos casos muy concretos y definidos. La ley contempla tanto la eutanasia como el suicidio asistido.
Hasta que haya una ley en vigor, tanto la eutanasia como el suicidio asistido son ilegales en España, y conllevan penas privativas de libertad. Existe un atenuante, en ambos casos, cuando se trata de cooperación con con una persona que ha pedido expresamente ayuda para morir por sufrir "una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte", según la organización Derecho a Morir. Dignamente.
El caso con más trascendencia fue en los años noventa, el de Ramón Sampedro, un marinero gallego que pasó 30 años postrado tras sufrir un accidente que lo dejó tetrapléjico a los 25 años. El más reciente, el de Ángel Hernández, que fue detenido en Madrid en abril de 2019 por practicar en el domicilio familiar un suicidio asistido a su esposa, María José Carrasco, enferma en fase terminal de esclerosis múltiple, dolencia que padecía desde hacía tres décadas.
Hernández reconoció a la policía que había suministrado una sustancia a su esposa para que muriera, siguiendo sus deseos. Carrasco había expresado a su marido "muchas veces" su deseo de morir; desde que le diagnosticaron la enfermedad con 32 años dependía de los cuidados de su pareja, que le daba morfina para calmar los dolores.
El matrimonio lo grabó en video. Querían llamar la atención a los legisladores, para evolucionen hacia posiciones menos contrarias a la eutanasia para evitar que alguien que lo necesite tenga que transitar por los mismos caminos que ellos. La Fiscalía ha pedido seis meses de cárcel para Ángel Hernández por el homicidio de su mujer aunque ya ha adelantado que no se opondrá si el hombre pide el indulto.
España, quinto país en legislar sobre la eutanasia
"La diferencia entre eutanasia y suicidio asistido es muy importante. Que el médico te inyecte él mismo, por una vía, el medicamento letal, o que el médico te haga la receta y te lo tomes tú", ha explicado Loren Arseguet, secretaria de la Asociación Federal por el Derecho a Morir Dignamente. En el caso de la eutanasia, sólo está regulada por ley en cuatro países: Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Canadá.
Las más avanzadas son Holanda y Bélgica, y España vendría inmediatamente después de ellas, la tercera. Después de España vendría Canadá", ha apuntado Arseguet. La gran diferencia entre la norma española y la holandesa o la belga es el control del proceso. Mientras en estos dos países se realiza al final, en el nuestro se ha establecido una comisión antes de realizarse la eutanasia y otra después.
La diferencia entre eutanasia y suicidio está en que el médico te inyecte él mismo, por una vía, el medicamento letal, o que el médico te haga la receta y te lo tomes tú
Holanda contempla los casos de demencia y Alzhéimer en caso avanzado siempre que haya testamento vital. En Bélgica, la decisión debe tomarse en un estado moderado, con plenas falcultades de los pacientes. Allí, el testamento vital solo puede usarse en casos de coma irreversible.
El suicido asistido solo está permitido en Suiza. Y esa fue la opción que eligió Jordi Rodríguez. Su yerno, Joan Alquézar, ha explicado en laSexta cómo fue el proceso de suicidio asistido: "Se sentó en un sofá. Sus dos hijas estuvieron a su lado, le dieron el medicamento y en 30 segundos Jordi murió, feliz". En Suiza no es legal la eutanasia, pero sí el suicidio asistido, incluso para personas que no son residentes en este país. Una práctica que también está permitida en Alemania, un estado de Australia y nueve en Estados Unidos.
Otros conceptos:
Cuidados paliativos: la Organización Mundial de la Salud (OMS) los define como el conjunto coordinado de intervenciones sanitarias dirigidas, desde un enfoque integral, a mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias. Se trata de medidas de prevención y alivio del sufrimiento por medio de la identificación temprana y el tratamiento del dolor y otros problemas físicos, psicosociales y espirituales. Se realizan tanto en casa como en el hospital.
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Sedación paliativa: Administración deliberada de fármacos en dosis y combinaciones requeridas para reducir la conciencia de un paciente con enfermedad avanzada o terminal para aliviar sus síntomas si no se pueden mitigar de otra forma