Carla no llego al colegio que, según su madre, tanto la atormentaba la mañana del 11 de abril del año pasado porque se dirigió a un acantilado de Gijón y se quitó la vida: “La llamaban mirona, la llamaban lesbiana…” cuenta Montserrat Magnien, la madre de Carla.

Montserrat, que ya lo tenía todo preparado para cambia a su hija de 14 años a otro colegio, denuncia que Carla recibió todo tipo de agresiones y acoso escolar: “Vinieron a casa, la tocaban el timbre y la reacción de ella no fue buena” cuenta Magnien. A pesar de esto, para el juez no hubo suficientes pruebas y archivó su caso, ahora de nuevo reabierto con dos jóvenes imputadas.

“Con las nuevas denuncia formuladas se aportaron más pruebas y todas las declaraciones que se formularon en fase de investigación entre fiscalía han venido a determinar la existencia no solo de indicios sino de pruebas concluyentes” explica Luis Manuel Fernández, abogado de la familia de Carla.

Montserrat y sus abogados acusan a cuatro compañeras de Carla pero, según el fiscal, solo dos serían culpables. También piden responsabilidades al colegio por no haber actuado a tiempo: “Desde el momento en que mi hija sale de casa a las ocho menos diez hasta las ocho y cuarto que es la hora de entrada, hasta las once de la mañana que el forense dictamina la hora del fallecimiento yo ahí hubiera tenido tiempo de localizarla”.

Sobretodo exigen una sentencia firme que condene a las presuntas acosadoras de Carla por lo que aseguran que fue una persecución que acabó con su vida tipificado como un delito contra la integridad moral.