Hay gente que, emocionada con sus maletas en la mano, arranca las vacaciones. Otros, cabreados por las colas en aeropuertos y otros porque ya les toca volver "a la rutina otra vez". En el fin de semana en el que más desplazamientos se están produciendo hay que apuntar que no todos se van de vacaciones o vienen de algún destino paradisiaco.

A algunos les toca aplazar las vacaciones y más si lo que se venden son helados: "Los heladeros tenemos que trabajar, las vacaciones las cogemos en septiembre". La obligación o necesidad, hace que agosto sea un mes clave para trabajar sobre todo en zonas de costa, como Benidorm: "Llevo desde mayo y estoy hasta octubre". En la capital se dan casos similares: "Me encantaría ir a la playa a disfrutar, pero tengo que quedarme trabajando", asegura un camarero.

Y es que el calor es un enemigo si nos toca trabajar bajo el sol en uno de los meses que más aprieta el mercurio: "Estamos empapados", asegura una lotera. "A mí no me importa, me gusta el calor",  apunta un mimo. La clave es la actitud positiva: "Bueno, ya tendré mis días de vacaciones también", sonríe una chica.  Hay que pensar que ya le queda un día menos para las vacaciones del próximo año.