Desde las 23,30 horas, el centro neurálgico de la ciudad universitaria, su Plaza Mayor, la que ideó Churriguera allá por el siglo XVIII, estaba prácticamente llena, con un dispositivo policial extraordinario y miles de jóvenes deseosos de que llegaran las campanadas de las doce de la noche para comer las uvas de un final de año imaginario y un final de curso casi real.
Esta Nochevieja Universitaria, la décima que se organiza en uno de los emblemas de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad, mantuvo las expectativas y casi llegó a las 50.000 personas procedentes de toda España, incluso de Italia y Portugal.
Pero la fiesta comenzó mucho antes, desde las tres de la tarde, cuando la actividad juvenil se volvía frenética. La llegada de autobuses y la salida de los chicos de las facultades salmantinas dieron un nuevo aire a la ciudad, que ya esperaba el evento, la fiesta juvenil por excelencia.
El 'campus Unamuno', a las afueras de Salamanca, empezó a ser un hervidero de juventud; eso sí, la mayoría de los chicos ya portaban bolsas de plástico de supermercados cercanos repletas de botellas de bebidas alcohólicas. Y algún refresco. Y algo de comida.
Los grupos de jóvenes, que ya esperaban la llegada de las campanadas de un final de año inventado por un grupo de amigos que derivó en la actual marca comercial 'Nochevieja Universitaria', rondaban a media tarde los parques de la ciudad, aunque muy controlados por la Policía Local, que tenía orden de evitar "botellones" y llegó a cerrar las zonas ajardinadas.
Sobre las siete de la tarde una joven con acento italiano en su hablar caminaba, junto a otros amigos de la misma nacionalidad, por la calle Toro, una de las que desemboca en la Plaza Mayor salmantina. Formaba parte de un grupo de estudiantes "Erasmus" de Milán que se habían desplazado hasta Salamanca para asistir a su "primera Nochevieja universitaria", según dijo en un tono claramente italiano.
A las ocho de la tarde, el ágora salmantina recibió a otro grupo de jóvenes estudiantes, en este caso portugueses, que llegaron desde Coimbra en dos autobuses. En total, y según la organización, más de 50 autocares llegaron durante todo el día procedentes de 36 ciudades de Galicia, Asturias, Cantabria, Cataluña, Aragón, País Vasco, Extremadura, Castilla-La Mancha, Valencia, Murcia, y sobre todo de Madrid y Valladolid.
Renfe reforzó con más de 1.200 plazas la conexión entre Salamanca y la capital vallisoletana. Sobre las ocho de la tarde llegaron la mayoría de los viajeros a la zona salmantina conocida como la Vaguada de la Palma, junto al río Tormes, y desde allí se desplazaron hasta la Plaza de Monterrey, donde se instaló la 'fun zone' en la que se pudo jugar a través de una yincana y bailar y divertirse.
A las nueve de la noche, la Plaza Mayor de Salamanca era un hervidero: los chicos ya llegaban con efusividad, ganas de diversión y, en más de un caso, repletos de alcohol. Los controles a la entrada de la Plaza salmantina sirvieron para que los jóvenes no metieran bebidas o botellas, pero muchos ya las traían bebidas.
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A esa hora estaba programada la fiesta, con la televisiva Angy Fernández, Asfalto, Gomadi & Monster o 2Maniaks, aunque la estrella de la noche fue el Dj de Barcelona Brian Cross que antes de iniciar su viaje a la capital salmantina, reconoció ser un "privilegiado" de poder estar en esta fiesta porque, según dijo, "es un reto" y una "responsabilidad" tocar "ante tanta gente". Poco después del concierto la Nochevieja oficial concluyó y empezó la de los bares, a los que se les ha permitido, por una sola vez, cerrar a las seis y media de la madrugada del viernes.