Parece un mercado mayorista de tabaco, pero es la frontera con Gibraltar. La Guardia Civil acaba de encontrar centenares de cajetillas en el coche de una madre de familia, que confiesa que lo hace porque “no tiene trabajo” y porque “el único trabajo que hay es el de contrabandista”.

El contrabando es la única vía para seguir tirando del carro familiar, todos los que son cazados dicen trabajar en solitario. Un chivatazo que acaba con un viaje que acababa de empezar. En 2013 se movieron por territorio español unas 110 millones de cajetillas de contrabando.

De todo ese tabaco se pescó un porcentaje mínimo, apenas un millón de paquetes, el menudeo no podría manejar estas cifras. El floreciente negocio tiene en Gibraltar su fuente de maná particular.

A un fontanero le cogieron con el coche cargado, dice que no lo volverá a hacer, pero hay cientos como él. Un 80% del precio de cada cigarro va a parar a las arcas de Hacienda.

El resto se lo reparten entre estanqueros y tabaqueras, que ven muy mermada su parte del pastel por culpa de los impuestos. Un tesoro que muchas tabaqueras no se resignan a perder.